PARTE I

REUNION DE POEMAS

jueves, 12 de agosto de 2010

ALGUNOS POEMAS Y APUNTES


ALGUNOS POEMAS Y APUNTES

PERFORMANCE

No tengo corazón y he resucitado


mis ojos te ven, mis ojos te clavan ¡Oh cuerpo!


mis manos son largos paraísos donde no hay dioses,


ni edad, ni Sol demasiado lejos que corrompa nuestras entrañas;


ángeles perversos e imbéciles, no he muerto, no moriré


porque soy lo que niegas, lo que no quisiste ver, lo que no eres


y he regresado para saciar mi sed y devorar tu cuerpo


allá lejos entre las montañas sin oír tu voz, sin un grito espantado.


Te he contemplado y no eres más que una gran tristeza


rondando estas tierras, este único y solitario suelo


arrojándonos, partiéndonos desde el instante en que llegaste


a esta parte del horizonte o a este lado de mi cuerpo


que no te pertenece, que no te perteneció.


Inicio la batalla, te he derrotado y te doy muerte


ningún sueño pudo revelarte el día


ningún aire espeso anunció el final


ni este asalto implacable a tu rostro


nada pudo más penetrarte que este fuego salvaje


o este golpe seco en tu mirada donde nunca nos reconocimos.


Extraños animales de presa hemos caído sin olernos


sin saber de nosotros, sin tatuar nuestros pechos


o nuestros lomos, ninguna señal que nos uniera


sino esta infinita e inclemente sombra estallándonos.


CERTEZA


Como aquel que aguarda en el interior


alejado sencillamente de las palabras que inútilmente


sobrevuelan


un aire asfixiado y monótono imperecederamente


se desliza a puntillas e intenta


coger su cuerpo o parte de él que fijamente yace


como una tristísima roca


y no hay oleaje que lo golpee o fuego que lo consuma


ni menos tiempo que lo deteriore.


Y es así como permanece estático y nocturno


como una sombra hendida en el lomo abandonado


de algo que pudo ser distinto pero no sobrevivió


a sus huellas, al canto propicio de los pájaros;


pero esto no es nada más que lo aparente,


lo que erráticamente se cree al verlo


entre las sombras o bajo la luz inédita


de las mañanas que asaltan sus párpados cerrados


sus párpados abrasados por el verano


tienen intacta la belleza de los que imperturbablemente


habitan el silencio y poseen la angustia como quien


posee la certeza de vivir,


sin parecerlo.




MUERTE


Cuando un árbol se inclina adormecido


sobre un muro que se yergue antiguo y cansado


entre las luces difusas de la noche,


La memoria corre y desaparece al filo próximo


o se expande en la brea muerta de las calles inconexas


donde se percibe el destino natural de los que irrumpieron


la realidad o sólo oyen pavorosamente


el ruido nítido y salvaje de las ratas al perderse en las alcantarillas


de una ciudad que no es mía o entre las sombras


de un último peso transparente o caótico


como un puerto ardiendo entre las aguas


de un fétido resplandor donde sólo caen los que no cruzaron


los que no se atrevieron a ver los fantasmas del abandono,


los restos de un tiempo inferior zarpando


o acaso fluyendo sobre todas las cosas posibles


como un ejército maldito invadiendo


las cabezas muertas del espacio.




PANORAMA DE SOLEDAD


Porque amo tercamente el vaho gris de mi soledad


no puedes estar conmigo


porque nadie como yo ha sentido


el dulce peso de la muerte sobre los sueños


hacedora de los abismos de los siglos


que nada me dicen


que no me acompañan en el desvarío de las noches


en estas ganas absurdas de estar vivo


de merodear las vías de la existencia


de traspasar sus paredes


y estar solo nuevamente


completamente feliz


tendido en la arena del mundo


acariciando


siendo tocado por el frío viento de la realidad


aquella que me pasma


sus infinitos laberintos


aquella que no olvida su silencio


la tensa espera de su fuerza


que no me margina


que me busca en la oscuridad de las cosas


apartado


vigilante de las horas


del tiempo


del tiempo que pasa estéril


de lo vivido


viajero sin fin


sin más destino que el de la propia soledad


centinela del silencio


aquí estoy


hastiado en los pies del mundo


embriagado de su instinto


de su perversidad


nada me conmueve


aquí estoy


habitante de la nada


poblador de tierras baldías


en cuerpo y alma arrojado en los abismos sin luz


abandonado en la orilla


con la vida y la muerte sobre la espalda.




MUROS OSCUROS…LA ETERNIDAD


Porque tal vez hoy te encuentre


en este tránsito sin luz


con estas ganas de seguir golpeando las paredes


arañando las sombras


que se arrojan o huyen en las calles


que se parten a nuestros pasos


o girando alrededor de un poste


como un reloj que ha perdido el tiempo


y la mañana cae violenta sobre nuestros cuerpos


que nada buscan


o  buscan y nada encuentran


en esta ciudad del miedo


que te atrapa y te aniquila


en esta urbe atroz que sólo enseña a morir


o a ser violentos.


Y los años se precipitan torpemente a nuestras caras


a nuestras manos


y ya nos somos los mismos


tu fuerza no es la misma, todo es distinto.


La soledad se deposita en nuestras casas,


en los cuartos donde ya nadie espera:


el silencio y el vacío copulan interminablemente


todos los días.


Tendidos en la hierba de un parque


como muertos a los ojos del mundo


perdidos para siempre


poseídos por un extraño placer


donde no hay lugar


para amar la belleza que se destruye


la soledad que te late,


incontenible para el tiempo que transcurre...


Esta mañana acaso es distinta a la de ayer


a cualquier otra mañana en que embriagados


contemplábamos las cosas


la imposibilidad de vivir


de cara al sol


y bebíamos los días incansablemente


tendidos en la calle


sin nada ni nadie que entienda


estas ganas de seguir por inéditos mundos


de atravesar los muros oscuros de la eternidad


en donde los golpes ya no nos duelan


y el tiempo no exista.




NEGRO


Caes en la noche
áspera y redonda
entre sombras irresolutas de la calle
entregas tu cuerpo
a la alejada constelación de los faros,
como un lejano  rumor
desapareces,
miserable y torpe
tan solitariamente muerto
más allá de ti una parte de ti
desapareciendo
te hundes,
quiebras tus brazos,
tu mirada;
sin peso en las palabras,
nada hay a tu encuentro
nada que asalte
tu piel y te descubra
tan inútilmente callado
al borde de las ganas infinitas
de esconder el presagio,
el temor de ser,
nuevamente,
ese fantasma abandonado
inconcluso,
desperdiciado.


NN
TÚ el cobarde, el que siempre huye,
el que no ve a los ojos,
el humillado.
TÚ el animal salvaje que atravesaste
la ciudad sombría
con el temor perpetuo entre los dedos.
TÚ la bestia asesina de pobres indefensos,
el no deseado.
Tu lengua es asquerosa
como cínica sonrisa de tu alma
putrefacta.
TÚ cruzaste el río,
que no te fue dado
y lo bebiste;
te llevaste los campos, los arrasaste,
en tu loca huída.
TÚ el animal salvaje
el más cobarde;
odio tu desnudez,
el rito miserable,
el calor de tu sangre
¿pervertida?,
tu macabro olor,
el contacto de tu anguastia.
TÚ para quien nada fue hecho
al que todo fue prohibido.
TÚ l a pobre bestia despreciada,
la que nunca amó,
la olvidada,
la más mentirosa...
Tu cuerpo es esa moribunda playa
que no existe
y tu palabra es ese viento que no hay
sino en el desmesurado ritmo
del caos o en el helado estupor
del vacío.
Tu horror es el horror a tu propia contemplación
a la intensa soledad a la que fuiste desterrado
como una oración en un templo negro
y vacío o
a la perenne oscuridad
de las llamas de los deseos
que arden
por todo tu cuerpo intacto
por toda tu máscara
virgen.





VÍSPERA INASIBLE

La sombra de tu cuerpo es una noche
extraviada en el corazón oculto
de las paredes desiertas
en cuyo centro gira imperceptible
tu aliento de niebla.
De haberte encontrado no sería ahora,
mientras pueblas lo soledad de tus espacios,
ahora libres,
fuera de las cárceles salvajes,
fuera de tu bóveda espantosa y negra,
con toda la pureza de tu fuerza levantada
entre vientos imprecisos
caídos a tu cuerpo azul,
al fuego inquieto de tu alma
de lobo.
Tus manos encierran los bosques ignorados
los rastros todavía húmedos del tiempo
que abres tarde, pero dulcemente.
¿Entonces he de verte?
Descendiendo de lejos
con la lluvia apagada en tus párpados
de zafiro, de aire, de ave.
Tu locura no encontrada y
tu sed derramada sobre campos asolados
a cientos de distancias que nos separan
¿Reconoces mi voz?,
¿la presencia desesperada y opaca de mi cuerpo?,
¿la vieja y desnuda mirada
en tus horizontes verdaderos
o en tus sueños intactos?
La sombra de tu cuerpo es una noche
extraviada
en los suburbios apartados de la memoria,
en el rincón más remoto y vacío del olvido,
en el corazón oculto de las paredes desiertas.




IRREALIDAD


Porque sólo soy un oscuro cuerpo escondiéndose
un leve movimiento tardando en perderse inútilmente
una mirada vacía volviendo a perderse como las palabras
que no contemplo, las palabras que no digo
porque perteneces al cuerpo de la irrealidad
de un extraño sueño en el que puedo encontrarte
como quien ve el horizonte en el que permaneces
en la exacta dimensión de tus movimientos continuos
como olas marchándose de las manos de tus manos
reverberando nuevos presagios en el que soy
una inútil caída, un silencio prolongado en el acantilado
de una realidad olvidada y equívoca.
Y tú perteneces al reino de lo innombrable
aquel que fue creado sólo para pertenecerte
transfigurando los enigmas, los misterios sucesivos
sobre los cuerpos donde todo se vuelve lejano
como el límite de esta realidad que nos separa
que descubre los pasos ya dados, las imágenes construidas
en la oscuridad de nuestros actos que ya no son símbolos
para abolirse ni para sorprenderse
ni para oír cómo una estéril música posee
un mismo impulso, un solo discurso fluyendo
alternadamente frío como una tarde interrumpida
por una voz que reconocemos porque es verdadera
y cautiva nuestras últimas creencias,
la frágil comunión.
Tú posees el reino, los rasgos perfectos
jamás olvidados, el secreto de los abismos,
la revelación de los ritos propagándose como una certeza
implacable sobre las sombras inmóviles que nos acosan
y no es ajeno el brillo del paisaje que nos rodea
el brillo ineludible de nuestro corazón.


EXILIO

"Tomen nota:
Yo he soportado la tormenta,
he derrotado mi exilio"
Ezra Pound
Tienes la sed inmortal de las palabras,
la lengua inútil, los brazos blandos,
los ojos mansamente quebrados por las estaciones,
el canto negro del desemparo
lejos de los claros en la intemperie de los enajenados
en el dédalo de los que fortalecen el infierno
los que danzan sucios en la lluvia desnuda
contemplando el extravio de la niebla
el pavor estólido de los que nada son:
abandonados
Tienes el brillo incierto de las hogueras intranquilas
la carne acabada en el fondo como una mancha o escoria
apenas contemplada sobre el asfalto
en las calles entreabiertas como unas largas manos perdiéndose
sin pena ni gloria,
sólo el brillo de tu carne inmóvil
desmoronándose como un crepúsculo
en el temblor de una tarde pudriéndose cerca al mar
sin el último abrazo real, sin un rostro fijo
sino una multitud flotando despreciablemente,
adorablemente muertos
y nauseabundos.


PARTE II






 PROFECÍA

a Sarah Ellen


Ave nocturna has viajado

cándida y grandiosa como el rumor

de un viejo árbol

entre los vientos desesperados

Tersa y pura has flotado

Larga y silenciosa

Por las barcas fúnebres

De la desolación.

Ochenta años después has vuelto

Y nunca imaginaste que sería

En esta tierra, en esta tierra

De vivos y de muertos

Frente al mar,

Al sur de todos nuestros

encuentros.

Amo el color blanco de tus mejillas,

La espléndida pasión

De tu cuello desnudo,

La bondad amarilla de tus cabellos,

La profundidad del río rojo

De tus entrañas exploradas

A medianoche en Blackburn.

Loca y fiel discípula del amor

Te he esperado ebrio

Como un ángel sombrío.
COMUNION

Recorro el horizonte tus playas

he de encontrarte en la ternura

dormida tus aguas

reposar la fiebre de mis manos

en la honda espesura tus ansias.

Oye el intenso rumor del arrebato

en los tibios girasoles tu pecho

aleja de tu rostro y de tu cuerpo

la torpe presencia tus miedos
asoma la perfecta inquietud de tus labios

a la inexorable obscenidad de mis actos

que han de perderte

en la atrevida irrealidad

del desenfreno.


FANTASIA

Vuelve tus párpados hacia el fuego

Intacto, mi cuerpo.

Estoy aquí para encender

la brasa escondida tu templo,

apartaré de ti

los vacíos indiscretos,

besaré la dulce letanía

tus muslos y tu pecho,

el agua tus labios obscenos,

lentamente habré de descubrirte

en la densa tempestad

tu misterio.
APUNTES




PRIMER CANTO


Esta es la mañana

tus ojos han cruzado la aurora

el cielo aún azul
a pesar del invierno

te ha visto naufragar

en mis brazos.


SEGUNDO CANTO


Esta es la tarde,

estoy solo

en la profundidad del mar

de tu cuerpo

ausente.


TERCER CANTO

Esta noche

las estrellas

no existen

hoy

tú eres

la estrella.




PALABRAS

Hoy en la suave claridad del día
te digo:

extraño la sombra

tus palabras

que hacen luz

a esta soledad

que se prolonga

en mi piel

desértica

en mi piel mojada

por la lluvia,

por el mar,

que me abandona.




ESTRELLA


He vuelto a verte

en el instante preciso

que el cielo abrió

una estrella

sobre el mar

azul

que es tu cuerpo.