MEMORIA DE TU VOZ
Oigo tu voz que viene desde el mar
distante y dolorosa atraviesa el malecón
y el amarillo de tu cielo cae en el atardecer
como ave en el paraíso desmoronado
así tu voz desgajó mi cuerpo
desnudo y callado estalló el vacío
ante tus ojos que son un mar profundo
que ahora viene con el eco de tu voz
que cala el corazón, que cerca el camino
de tu piel transparente,
de mi piel huérfana de ti
sobre el pavimento de las calles
a ciegas y sin refugio
ni el olor de la flor blanca que se abrió
en tus manos, tus manos extendidas
como líneas amarillas en el asfalto
que tus pasos transitaron
desorientados, dibujando los míos
como quien ciego a la luz
sigue el golpe de sus latidos,
latidos que nos llevan por medio
de la calle, calle que se abre
como un río dorado en tus cabellos,
cabellos que son un río dorado
bajo el cielo velado de Lima.
Así, solitarios transitamos
sin que nos aniquile la incertidumbre
y el temor de verte partir,
lejana y sola.
como ahora que atraviesas
por esas mismas calles:
tu cuerpo transparente
de Luna.
Luna que prendí
( y perdí)
en mi cuerpo,
cuerpo aniquilado,
desértico y sin paraíso.
RAFAEL HIDALGO
Ejercicio de la noche
Porque eres la noche oscura
que me cierra el camino
aquel que no atreví a cruzar,
alguna vez,
porque ahora eres el insomnio
que me tiene aquí
despierto a tus ojos,
aquellos que no pude ver.
Hoy solitario de ti,
en esta noche
que no eres tú, precisamente
aunque podrías …
extraño tu cuerpo
que mi corazón tomó
en sus manos.
Hoy en medio de la noche
mi cuerpo es un corazón
cerrado y muerto.
Y la noche más oscura aún
fragmentó el cielo,
rasgó mi piel,
mi piel que envuelta en ti
habitó ese preciso cielo
que se abrió tantas veces
en tus manos;
hoy, ajeno al calor de tu
cuerpo, en medio de esta noche
en la que no estás,
y yo, ausente de ti,
no pude atravesar la frontera,
ese hito imaginario que nos separa
y que pende frágil
como la vida y la muerte.
Así hoy me hallo,
pero no te hallo,
porque eres la noche oscura
y no precisamente
aquella que me cierra
el paso.
Porque en verdad, no eres
esa noche, sino el sueño
que en esa noche,
habita como un animal varado
en el desierto de tu nombre.
RAFAEL HIDALGO
En la otra margen
Alejado de ti
a la otra orilla de tus ojos
ojos que no me quisieron ver más,
sino en la otra margen,
oscura imagen del olvido.
Desde aquí, no hay horizonte claro
ni sueño,
sueño que un día fue abrazado
por nuestras manos
como quien acariciaba el paraíso
y las aves que alguna vez contemplé
en su vuelo alucinado,
concebían tu nombre.
Nombre que hoy me asalta
en la noche insomne
donde no hay más señal de ti,
señal que amé en el horizonte
de tu cuerpo.
Hoy, en la otra margen
que formé
a la orilla de tus ojos
que no me ven más,
tus ojos de aurora en medio
del fuego de su aura,
del fuego de tus palabras,
que dicen ahora, que nada existió,
palabras que así de pronto
borraron el cielo,
palabras que desaparecieron el mar,
el mar que alguna vez vimos perderse
en unas islas lejanas
islas que alguna vez logramos alcanzar
en el verano.
Hoy la oscuridad
de la noche,
irrumpe mi cuerpo
ausente de ti,
desamparado e inerte de ti,
y entonces solo,
en medio de aquello
que ahora no es nada,
sobrevive
mísero, vacío,
callado,roto,
el vago recuerdo
de lo inexistente.
Rafael Hidalgo
EL ORGANILLERO
Al fondo, un organillero inclinado sobre la pesada caja de su tristeza,
detuvo el ritmo apacible de su melodía
y la soledad es la única música que ahora desprende.
La tarde sobre él es una afligida sombra que lo detiene
en la pared blanca de su sueño.
Sus largas manos dejaron de sonar mansamente
apoyadas en su caja de gris esperanza,
apenas su rostro efímero bajo un sombrero
hace sobria la melancolía y las lágrimas.
La calle solitaria como única compañía,
El organillero detuvo sus pasos
en la blanca pared de tu cuarto
entonces, solo tus ojos de implacable ternura
pudieron en verdad detenerlo
y su música invisible empezó
su más hermoso canto.
Rafael hidalgo